El término transformación digital te sonará de algo, ¿no? ¿Sabías que este puede aplicarse a escenarios tan tradicionales como la agricultura y la ganadería? De hecho, ha dado forma al concepto de smart farming, cuyos fundamentos te vamos a aclarar a partir de aquí. Además, vamos a darte algunos consejos para que comiences a implantarlo en tu negocio. ¿Nos acompañas?
Qué es smart farming
Cuando hablamos de smart farming, lo estamos haciendo de la aplicación de las tecnologías propias de la Industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial a los ámbitos de la agricultura y la ganadería.
A grandes rasgos, podemos decir que se interconectan una serie de sensores y dispositivos con sistemas que se encargan del procesado de los datos que recopilan, pudiendo así extraer información relevante.
De esta forma, el agricultor o el granjero tendrán un conocimiento veraz y en tiempo real de lo que ocurre en sus instalaciones. Así, tomará decisiones de gestión más acertadas, entre otras ventajas que veremos más adelante.
Ventajas de aplicar smart farming
Son cada vez más las empresas que ya disfrutan de los beneficios de smart farming. Muestra de ello es el informe de Allied Market Research que revela que, entre 2021 y 2027 y solamente en agricultura, el mercado de smart farming crecerá anualmente un 9.7%. Para que te animes a ser una de estas empresas, te dejamos esta lista de sus principales ventajas:
- Se incrementa la producción, ya que se optimiza la gestión de procesos como la siembra, el riego, la cosecha, la aplicación de pesticidas y herbicidas, el control sanitario de los animales de granja, etc.
- Riego más eficiente gracias al conocimiento de los niveles de humedad de los suelos.
- Datos en tiempo real de parámetros como la mencionada humedad, las horas e intensidad de luz solar, niveles de producción, conteo de cabezas de ganado, etc.
- Optimizar las operaciones de agricultura y ganadería hace que se aprovechen mejor los recursos, evitando derroches y las pérdidas asociadas al error humano.
- El mayor conocimiento del entorno hace que se puedan establecer mejoras en la producción que repercutan en la calidad del producto final.
- También se optimizan las tareas propias del control de calidad, automatizándolas y minimizando los fallos.
- Se pueden predecir resultados de productividad a medio-largo plazo.
- Se facilita y precisa el “inventario” tanto de cultivos, como de animales.
- Detección precoz de focos de enfermedades en las plantas y en el ganado, permitiendo así salvar parte de la producción.
- Se disminuye la huella ambiental propia de las actividades agroganaderas, como el consumo de agua o de nutrientes del suelo.
- Controlar remotamente los cultivos y el ganado desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Cómo empezar a aplicar smart farming en tus instalaciones
Supongamos que te hayamos convencido de aplicar los principios y tecnologías propias de smart farming. Quieres ponerte ya manos a la obra para aprovechar todas estas ventajas, pero ahora hay que detenerse a reflexionar sobre cómo hacerlo. ¿Qué estrategia desarrollar? Desde Ventum te planteamos una conformada por 3 etapas básicas.
1.- Analiza tu entorno
Antes de ponerte a instalar tecnologías propias de smart farming sin ton ni son, lo mejor que puedes hacer es pararte a analizar tus instalaciones y procesos detenidamente. Recuerda que estás ante una decisión importantísima respecto a la inversión que debes dedicarle.
Por ello, tendrás que buscar respuestas a preguntas como:
- ¿Cuáles son los productos o procesos que más beneficios me proporcionan? ¿Tienen margen de mejora?
- ¿Hay algunos con un importante potencial de crecimiento que no está siendo aprovechado?
- ¿Cuáles son los parámetros clave que debo monitorizar?
- ¿Necesito incrementar mis parámetros de calidad?
- ¿Cuántas pérdidas tengo por procesos mal administrados o por deficiencias en mi producto?
- ¿Dispongo ya de infraestructuras tecnológicas que puede reutilizar, como algunos sensores o cámaras?
2.- Decide qué tecnologías emplear
Una vez que tengas claro dónde actuar, tienes ante ti un conjunto de tecnologías propias de smart farming. Entre ellas, tenemos las más populares, que son:
- Internet de las Cosas (IoT): consiste en la distribución de dispositivos que sensorizan las instalaciones, recopilando continuamente información sobre temperatura, humedad, radiación, cantidad de agua en los frutos, conteo de cabezas de ganado, temperatura de estas, etc. Unos sensores que tienen la capacidad de comunicarse entre sí y, a la vez, con un sistema que se encargue de almacenar y procesar todos estos datos.
- Big Data: estos datos pueden acumularse hasta formar una montaña de información que requiera de una tecnología especializada en tratar con enormes volúmenes, integrándolos junto con los de carácter histórico.
- Inteligencia artificial: un recurso necesario para extraer valor de estos datos, interpretarlos y conseguir detectar tendencias, oportunidades y adelantarnos al futuro. Todo ello gracias a la aplicación de algoritmos avanzados de Machine Learning y Deep Learning. Unos datos que también pueden venir en forma de imagen.
- Drones: precisamente, estas imágenes se pueden conseguir de varias formas, por cámaras fijas o aquellas que están instaladas en elementos móviles, como los drones. Con un simple vuelo y con las cámaras adecuadas, se puede medir la densidad de los cultivos, estado del suelo, necesidades de riego, medir el crecimiento de las cosechas, contar los animales, si estos presentan alguna anomalía en su comportamiento, su tamaño, la presencia de depredadores, etc.
- Vehículos autónomos que son capaces de sembrar y recolectar con precisión milimétrica, tanto a la profundidad adecuada, como a la distancia precisa entre distintos cultivos. Todo ello sin límites horarios y minimizando los errores propios de las personas.
- Blockchain para fijar la trazabilidad de los productos. De esta forma, si uno de ellos sale defectuoso o supone un riesgo para la salud, se puede determinar con exactitud su paradero, permitiendo la retirada de esos lotes, depurando responsabilidades y no teniendo que desechar más de la cuenta.
3.- Comienza a operar como un entorno inteligente
Ahora que ya lo tenemos todo instalado y preparado, ha llegado el momento de poner en marcha nuestra smart farm. Para ello, el procedimiento a seguir será cíclico y consistirá en:
- Recopilación de los datos a través de los sensores (IoT, cámaras, drones, etc).
- Interpretación de estos datos y diagnóstico del estado de los procesos.
- Toma de decisiones en base a los resultados conseguidos.
Si lo has hecho todo correctamente, a medio-largo plazo empezarás a detectar los primeros resultados de mejora y a sentirte orgulloso de esta digitalización de tus operaciones.
Para que todo esto sea un éxito, te recomendamos que cuentes con el asesoramiento de profesionales especializados. Desde Ventum, ponemos a tu alcance soluciones tecnológicas rurales que te harán dar pasos firmes y decididos hacia tu smart farm. ¿Caminamos juntos? Da el primer paso contactando con nosotros. Nosotros ya tenemos el equipaje preparado, ¿y tú?